dimecres, 28 de gener del 2015

DE MEDIDAS, DE PIRATAS Y DE LA VELOCIDAD DE LA LUZ


En 1908 el científico francés François Aragó vino a Mallorca con el objetivo de prolongar la medida del meridiano de Greenwich (el meridiano cero) hasta Baleares. Aragó tomaba medidas de distancias geográficas (véase la entrada “De rayos solares, triángulos y del mercado del queso en Holanda”) desde una casa de piedra en el promontorio de S´Esclop, los restos de la cual todavía se pueden ver a lo largo del camino que sube al Galatzó desde el pueblo de Estellencs en Mallorca.  

A estallar la guerra ente Francia y España, Aragó fue encarcelado en el Castell del Bellver desde el cual consiguió escapar un mes después. Dejada Mallorca empezó un rocambolesco viaje de regreso a Francia salpicado de prisiones, tormentas y piratas. En junio 1809, tras un año de viaje, François  Aragó llegó al puerto de  Marsella, desde donde regresó finalmente a Paris. El científico llevaba  consigo sus preciosas medidas (¡y sus instrumentos!) y en 1810 terminó los cálculos para la medida del meridiano de Greenwich hasta Baleares.  Un logro científico que permitió a François Aragó entrar como miembro honorario en la Academia Francesa de la Ciencia.

Pero ¿por qué molestarse tanto en medir un trozo más de meridiano terrestre?
La respuesta tiene que ver con la unidad fundamental de medida, o sea en este caso, el metro.  Nos parece normal medir los objetos o las distancias entre dos puntos usando el sistema métrico decimal. Pero no siempre ha sido así.  Hasta el final del 1700, en Francia como en toda Europa, existían muchas unidades de medidas distintas como, por ejemplo, el toise, el estadio romano, el pie… Estas medidas variaban localmente y eran monopolio de la nobleza local, proporcionando a los nobles de la época ventajas en cada compraventa de mercancía.  Las diferencias locales impedian una equitativa exportación e importación de las mercancías entre dos países. Ecónomos y científicos estaban convencidos de que un sistema universal de medidas proporcionaría un nuevo impulso a la economía. Sugirieron la utilización de un sistema basado en el metro, definido como la diez-millonésima parte de la distancia entre el ecuador y el polo Norte. La idea era de tener una definición universal basada sobre la naturaleza y no en la arbitrariedad de cada rey, noble o país. [No todos estaban de acuerdo y para dar una idea de la complejidad del problema es suficiente considerar que la definición actual del metro ha sido formulada en 1983 y tiene que ver con una medida de tiempo y no de espacio].  Por aquella época, entonces, la medida precisa de un meridiano terrestre (el arco imaginario que une los dos polos terrestres) era fundamental para una medida exacta del metro. Una idea promovida por la revolución francesa para liberar la ciencia y la economía de la arbitrariedad de los poderes locales.  François Aragó estuvo pues en Mallorca con el fin de ‘medir’ el metro. 
Una expedición para proporcionar una nueva libertad. Cuarenta años después de la expedición en Mallorca, una vez que nombrado ministro del gobierno de Lamartine, François Aragó consiguió abolir definitivamente la esclavitud en las colonias francesas en 1848.
Así, cada vez que tomáis una medida con vuestra regla o vuestro calibre, hay un hilo imaginario que os une al monte Galatzó, en Mallorca. 
 
La definición del metro como una fracción de un meridiano terrestre fue operativa hasta el 1950. Hoy en día el metro se define como la distancia recorrida para la luz en 1/299.792.458 segundos.  Lo cierto es que a pesar de la definición de la unidad fundamental de longitud, donde hay medidas hay errores… pero esta es otra historia.
Giak y Juanjo

0 comentaris:

Publica un comentari a l'entrada

 

About