A estallar la guerra ente Francia y España, Aragó fue encarcelado en el Castell del Bellver desde el cual consiguió escapar un mes después. Dejada Mallorca empezó un rocambolesco viaje de regreso a Francia salpicado de prisiones, tormentas y piratas. En junio 1809, tras un año de viaje, François Aragó llegó al puerto de Marsella, desde donde regresó finalmente a Paris. El científico llevaba consigo sus preciosas medidas (¡y sus instrumentos!) y en 1810 terminó los cálculos para la medida del meridiano de Greenwich hasta Baleares. Un logro científico que permitió a François Aragó entrar como miembro honorario en la Academia Francesa de la Ciencia.
Pero ¿por qué molestarse tanto en medir un trozo más de meridiano terrestre?
La respuesta
tiene que ver con la unidad fundamental de medida, o sea en este caso, el
metro. Nos parece normal medir los
objetos o las distancias entre dos puntos usando el sistema métrico decimal.
Pero no siempre ha sido así. Hasta el
final del 1700, en Francia como en toda Europa, existían muchas unidades de medidas
distintas como, por ejemplo, el toise, el estadio romano, el pie… Estas medidas
variaban localmente y eran monopolio de la nobleza local, proporcionando a los
nobles de la época ventajas en cada compraventa de mercancía. Las
diferencias locales impedian una equitativa exportación e importación de las
mercancías entre dos países. Ecónomos y científicos estaban convencidos de que
un sistema universal de medidas proporcionaría un nuevo impulso a la economía.
Sugirieron la utilización de un sistema basado en el metro, definido como la
diez-millonésima parte de la distancia entre el ecuador y el polo Norte. La
idea era de tener una definición universal basada sobre la naturaleza y no en
la arbitrariedad de cada rey, noble o país. [No todos estaban de acuerdo y para
dar una idea de la complejidad del problema es suficiente considerar que la
definición actual del metro ha sido formulada en 1983 y tiene que ver con una
medida de tiempo y no de espacio]. Por aquella época, entonces, la medida
precisa de un meridiano terrestre (el arco imaginario que une los dos polos terrestres)
era fundamental para una medida exacta del metro. Una idea promovida por la
revolución francesa para liberar la ciencia y la economía de la arbitrariedad
de los poderes locales. François Aragó
estuvo pues en Mallorca con el fin de ‘medir’ el metro.
Una expedición para
proporcionar una nueva libertad. Cuarenta años después de la expedición en
Mallorca, una vez que nombrado ministro del gobierno de Lamartine, François
Aragó consiguió abolir definitivamente la esclavitud en las colonias francesas
en 1848.
Así, cada vez que
tomáis una medida con vuestra regla o vuestro calibre, hay un hilo imaginario
que os une al monte Galatzó, en Mallorca.
La definición del
metro como una fracción de un meridiano terrestre fue operativa hasta el 1950.
Hoy en día el metro se define como la distancia recorrida para la luz en
1/299.792.458 segundos. Lo cierto es que a pesar de la definición de la
unidad fundamental de longitud, donde hay medidas hay errores… pero esta es
otra historia.
Giak y Juanjo
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