¿Qué hora es? Actualmente el llamado Sistema Internacional de Unidades (http://www.bipm.org/) nos proporciona una
definición para la unidad de tiempo basada en la frecuencia de la radiación
emitida por el átomo de Cesio en unas condiciones muy estrictas. Así, con la
tecnología adecuada, podemos establecer con gran precisión la hora que es. Pero las cosas no fueron siempre así de sencillas.
Puesto que hasta 1950 no
se construyó el primer reloj atómico, antiguamente la observación de los
astros, con sus conocidos ciclos periódicos, fue la mejor referencia que
tuvimos para medir el paso del tiempo. Durante mucho tiempo se utilizó el paso
del Sol por el meridiano para marcar la hora de referencia. En un reloj de Sol típico un
estilete, llamado gnomon (foto derecha), proyecta su sombra sobre una superficie plana con
marcas indicando la hora. Si tomamos por buena la hora de nuestro reloj atómico observaremos que a
medida que pasan los días el reloj de Sol se adelanta, luego se atrasa, vuelve
a adelantar y así sucesivamente, con una desviación máxima de unos 16 minutos
respecto a la hora correcta. ¿Y esto cómo puede ser?
La razón es doble. Por un lado, la inclinación del eje de la tierra respecto a la eclíptica 23°26'16"
hace variar la altura aparente del Sol a lo largo del año. En invierno el
Sol describe un arco en el cielo más bajo que en verano, alcanzando su mínimo y
máximo respectivamente en los solsticios. Esto explica cómo en las
regiones circumpolares (por encima de los 66º33’45’’) el Sol puede no llegar a
ponerse y no llegar a salir durante días. También por qué en el Trópico de
Cáncer (23°26'16"N) durante el solsticio de
junio a mediodía los postes verticales no arrojan sombra y el fondo de los
pozos queda perfectamente iluminado por el Sol a mediodía. En el Trópico de
Capricornio (23°26'16"S) ocurre en el solsticio
de diciembre.La otra razón es que la pequeña pero observable excentricidad de la órbita
que la Tierra entorno al Sol provoca variaciones en su velocidad de traslación
(Kepler lo plasmó en su segunda ley http://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_Kepler ), lo cual afecta a la
posición aparente de nuestra estrella cuando la observamos dos días
consecutivos a la misma hora y la hace distinta a la esperada si fuese nuestra
órbita perfectamente circular. Este fenómeno puede plasmarse en una figura que llamamos analema, que
podemos construir fácilmente si tenemos la paciencia de fotografiar el cielo
desde la misma posición a intervalos regulares durante un año entero. Pero aún corrigiendo esta predecible desviación y obviando que sólo
funciona de día, el auténtico problema del reloj de Sol es que sólo mide la
hora local. Así que la medida del tiempo en un horario unificado depende de
cuánto al este o al oeste te encuentres de tu meridiano de referencia. Si
aceptamos que un día tiene 24 horas y lo asociamos a un giro de la Tierra de
360º respecto al Sol, resulta que el reloj de un individuo situado 15º al Este
de nuestra posición marcará una hora más que el nuestro. Sin lugar a dudas la exploración y la cartografía de la superficie de
nuestro diminuto planeta durante siglos estuvo ligada a la observación y
comprensión del cielo, y al desarrollo de relojes transportables y precisos.
Y aunque a nuestros niños les cueste creerlo no siempre tuvimos un smartphone
que además de permitirnos hablar con nuestro primo en las antípodas como si lo
tuviésemos delante, nos diese la hora con una precisión de milisegundos y nos
pudiese advertir qué salida hemos de tomar en la autopista.
Juanjo
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